ÁGORA.

Esta semana vi la película “Ágora”, cuya protagonista principal es Rachel Weisz.

Weisz asume el papel de la filósofa Hipatia de Alejandría.

La película me gustó y me impresionó la historia. Es uno de esos hallazgos con los que nos encontramos al comprar un DVD en la entrada del subte. No tenía idea de la trama y tampoco escuché a comentaristas de radio hablar de esta película. Lamentablemente en los medios masivos de comunicación podemos escuchar cincuenta veces los dichos de Fort o Maradona y queda poco tiempo para hablar de algo en serio. O por lo menos de algo que haga a la formación de las personas.

La historia de la película transcurre en la ciudad de Alejandría, cerca del año 400 después de Cristo. Se muestra la vida de Hipatia pero con el telón de fondo de luchas religiosas y de poder. Al inicio los cristianos atacan y agreden a los paganos y logran bajo la autorización de Teodosio I desalojar a los paganos de puestos de poder. “De yapa” ocupan y destruyen la biblioteca principal. Esta no era la famosa Biblioteca de Alejandría sino una biblioteca posterior.

Años más tarde, Orestes uno de los discípulos de Hipatia, ocupa el cargo de Prefecto. Continúa el avance de los cristianos pero ahora es turno de “liquidar” a los judíos. Todos estos ataques son acompañadas de argumentaciones de la Biblia que poco tienen que ver con el “Amar al prójimo” de Jesús. Después Hipatia se vuelve el blanco de los cristianos.

La película tiene muchas cuestiones que se pueden analizar. Pido a los que lean estas líneas que vean la película y no se queden con el tema que me interesa destacar

Básicamente me parece importante resaltar la necesidad de un clima de tolerancia para que puedan trabajar los que producen conocimientos. Sean estos científicos o no científicos. La coacción y el atropello del Estado o grupos de poder no ayudan a promover nuevas ideas. Conste que en la película que menciono la mayor coacción no era del Estado sino de facciones de la sociedad.

Hoy en día, afortunadamente, no podemos decir que hay coacción alguna del Estado. Sin embargo noto que hay - por lo menos desconsideración hacia la ciencia - en algunos sectores de la sociedad. Muchos de los que se entusiasman con las medicinas alternativas ven en la ciencia y su metodología una superestructura de los laboratorios farmacéuticos. Según estos grupos, cuando un médico receta un antibiótico es un peón de multinacionales llegadas con Colón. No es un tema menor y los científicos deberán predicar y explicar las características de la investigación científica y sus limitaciones.

De lo contrario en algún futuro lejano volverán a quemarse bibliotecas.