Levaduras, científicos y otras yerbas

Historias que involucren levaduras, aventuras del pensamiento y unos mates.

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Docente e investigador

Saturday, October 14, 2006

EL GENERAL Y LA VIRUELA.

En el año 1777 el General George Washington, en medio de la campaña por la Independencia, redactó una carta ordenando la vacunación de sus tropas. En realidad el término más apropiado sería variolizar. El texto de la carta enviada a su médico en jefe decía: “Habiendo hallado que la viruela se está propagando mucho, y temiendo que ninguna precaución pueda prevenir que se disemine por toda la Armada, he decidido que las tropas sean inoculadas. Si la furia de la enfermedad se desata con su virulencia habitual, deberemos temerle más a ella que a la espada del enemigo”.

Durante 1776 su ejército perdió 1.000 hombres en combate y cerca de 10.000 de viruela. La tasa de mortalidad debido a la viruela en su ejército cayó enormemente después de cumplirse la orden de Washington.
Se ve pues que al dolor por la muerte en combate se le sumaba la pesadilla de la viruela.

Hoy sabemos que la viruela se ha controlado por las campañas de vacunación. Sin embargo los protocolos más seguros para la preparación de la vacuna y su inoculación se comenzaron a establecer en gran medida casi veinte años después de esta decisión de Washington. Y casi se podría decir que una explicación más completa se logró en el siglo pasado a partir de las investigaciones sobre la síntesis de anticuerpos.

¿En qué contexto podemos poner entonces la decisión de Washington?
Cabe mencionar que el mismo Washington, de joven, había estado expuesto al contagio. Esto le permitió a su organismo desarrollar defensas frente a la viruela.

He notado que en Ciencia, Tecnología o temas de Salud a veces se implementan soluciones aunque no se sepa exactamente el fundamento teórico o la causa de la situación problemática. Siempre pensé que luego de conocer bien las causas o los orígenes de un problema, recién se podría implementar una solución. Pero esto no parece ser siempre el camino. Hay muchos ejemplos, principalmente de muchas cosas que nos rodean en que la razón teórica de porqué funciona algo llega tiempo después de solucionarse el problema.

En el caso de Washington su práctica no era tampoco segura. La práctica de la vacunación llegó a los oídos de la embajadora de Inglaterra en Constantinopla, Mary Wortley Montagu, quien en 1718 la introdujo en Gran Bretaña Allí en Constantinopla, como en gran parte, de Oriente era una práctica común vacunar a la gente a partir de las escaras de casos moderados de viruela. Esto lleva cierta protección pero mucha gente moría por la vacunación misma.

Edward Jensen, un investigador Inglés, cerca del año 1798, mostró que la vacunación protegía al individuo sí: a) la vacuna se preparaba a partir de bovinos infectados y b) en esta preparación se partía de los estadios finales de la enfermedad del animal, o sea cuando se perdía parte la virulencia.

Este investigador mostró entonces que la preparación a partir de los animales, podía generar resistencia en los seres humanos contra el contagio de viruela y no producir daño en el huésped. Los resultados de Jensen permitieron entonces realizar campañas de vacunación más confiables y en gran escala

Así pues, hoy podemos mirar a la decisión de Washington desde otras perspectivas. A pesar de las limitaciones era la mejor opción que se le ofrecía para luchar con sus ejércitos contra las tropas inglesas. A la luz de algunos ejemplos de la historia de la Ciencia es lícito instrumentar entonces soluciones aunque no se conozca exactamente los mecanismos que llevan a la enfermedad.

Esta consideración puede ser de utilidad en situaciones del presente. Por ejemplo no sabemos cómo se puede revertir completamente un cáncer de pulmón. Pero una forma de acercarse a la solución sería por ejemplo dejar de fumar, tanto en forma activa como pasiva. Tampoco sabemos cómo curar el mal de Chagas, pero una campaña de mejora en las características de las viviendas precarias, puede ayudar en mucho a solucionar esta enfermedad que aqueja a tanta gente.
Es decir no sumarse a los que dicen “no se puede hacer nada porque faltan conocimientos teóricos o básicos”.

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