Levaduras, científicos y otras yerbas

Historias que involucren levaduras, aventuras del pensamiento y unos mates.

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Location: Parque Chas, CABA, Argentina

Docente e investigador

Wednesday, February 15, 2012


Sí a la Minería.


En las circunstancias políticas actuales tenemos a un oficialismo alrededor de la presidenta Cristina Kirchner y enfrente un grupo heterogéneo de opositores.

En la mayoría de los temas los apoyos son más o menos previsibles.

Pero respecto al tema de la Minería noto lo siguiente:
a) los seguidores de la presidenta, por razones de conciencia, están escatimando su apoyo y
b) los opositores no muestran su apoyo, quizás, por miedo a quedar “estampillados” con el gobierno.

Mas allá entonces de esta simplificación me parecería bueno tener en cuenta el consejo: “amigo de tus amigos pero más amigo de la verdad”.

Para no seguir con intrigas, voy a plantear el argumento de que en este tema la razón y la sensatez están más cerca de la presidenta que de sus opositores y enemigos.

Siempre he preferido posturas liberales, pragmáticas o de mercado por eso en este tema debo hacer la aclaración de porqué me parece que la presidenta se ajusta más a lo correcto o sensato.

En la sociedad abierta y moderna todos los ciudadanos exigen obras o productos de mayor complejidad. Eso lleva a producir las cosas de forma más sofisticada. En muchos casos los desafíos generan mejoras notables que pueden introducir problemas que no existían con anterioridad. Pero sería ilógico querer retroceder ante una mejora porque se genera un problema nuevo. Pienso entonces que lo mejor es que a través del diálogo, consenso y conocimiento científico y tecnológico se solucione el problema.

Todos parecen querer mejores autos, DVD, acondicionadores, Blackberry y comida sana.

Pero esas mejoras no caen como el maná del cielo.

Son el resultado del esfuerzo democrático y consensuado para progresar.

No estoy hablando de firmarle un cheque en blanco a Mefistófeles para progresar al tiempo que se destruyen vidas. Hablo de analizar los problemas.

Hay grupos como Greenpeace que tienen clara su agenda.
Todo en ella es oposición.
Todo es negación.
No hay nada que negociar.
No pueden sentarse en ninguna mesa de diálogo.

Queda entonces el resto de la sociedad que deberá decidir y actuar.

Se deberá decidir quién usufructúa el beneficio de la explotación.
Pero debe haber explotación.

Se deberá decidir de qué forma se controlan a las empresas.
Pero el control no debe ser sinónimo de impedimento insalvable.

La sociedad debe entender que los grandes emprendimientos son los que generan inversiones, mano de obra y riquezas. El mineral no vale nada si no es extraído.

Desde mi punto de vista siempre es mejor la inversión de capital privado; pero no es esto lo que cuestionan los opositores. Los opositores cuestionan a las industrias por ser industrias. A los productos por ser productos y a la propiedad por ser propiedad. Su visión de la sociedad es la de una tribu que depende de las imposiciones de la naturaleza.

Yo no quiero depender de la naturaleza. Quiero manejar el medio ambiente en beneficio de las personas. Esto puede sonar feo pero no suena hipócrita.

Los opositores quieren volver a sociedades pre-bíblicas.

Estoy en desacuerdo con el Peronismo, pero aún así, me parece que sus ideas son más modernas que las de Greenpeace y sus seguidores.